FRAUDE EMPRESARIAL: LECCIONES SOBRE RESPONSABILIDAD SOCIAL Y PROGRAMAS DE TRANSPARENCIA Y ÉTICA EMPRESARIAL

El fraude empresarial ha tenido un impacto significativo en el mundo empresarial, dado que de estas conductas fraudulentas se pueden desencadenar consecuencias catastróficas; ahora, es de aclarar que el defraudador muchas veces no asume su conducta hasta ver las consecuencias. Es por esta razón que en este artículo haremos un recorrido por casos renombrados de fraude y que lecciones nos han dejado; así como, la responsabilidad que tiene la empresa frente a la gestión del riesgo de fraude y cómo evitar dolores de cabeza en el futuro.

En 2001, Enron se declaró en quiebra, los ejecutivos utilizaron prácticas contables indebidas para ocultar las deudas y así obtener una reputación más solida para atraer mayor inversión, luego los inversionistas al descubrir la verdadera situación de la empresa, retiraron su capital.

En 2012, Interbolsa se ve inmersa en un escándalo financiero, usaban los recursos de terceros sin autorización, para financiar proyectos inmobiliarios y operaciones propias, fue intervenida y dejo un gran sin sabor en los inversionistas frente a la seguridad que ofrece el sector financiero.

En el 2015, se descubre que Volkswagen, no cumplía con sus promesas frente a la integridad ambiental que manifestaba y la cual le estaba generando mayores utilidades, lo que hacían era manipular las pruebas de emisiones de gases de sus vehículos diésel, así defraudaron a los reguladores y consumidores.

En 2009, Reficar un proyecto que buscaba modernizar la Refinería de Cartagena, el cual estaba a cargo de Ecopetrol, luego se descubre que había sobrecostos, corrupción, malversación de fondos, diferencias en la planificación y supervisión y pérdida de los recursos públicos. Los hechos dejaron nuevamente mayor incertidumbre en el país sobre la inversión pública y privada.

Dicho lo anterior, es claro que la falta de integridad es algo que nos aqueja como sociedad, impacta en los resultados empresariales con consecuencias nefastas. Es necesario anteponer la ética y la responsabilidad empresarial en los negocios, este es un principio básico que fácilmente se olvida hoy en día y se siguen generando numerosos escándalos. En el mundo y por supuesto en Colombia, ya existe regulación para gestionar estos riesgos, como lo es el Programa de Transparencia y Ética Empresarial que aplica para diferentes tipos de sociedades comerciales, estas normas aún deben surtir un proceso de maduración para que adquieran la suficiente solidez y sean programas mucho más relevantes a nivel de procesos en la entidad, es decir, que en las empresas esté presente la “cultura de riesgos” que acredite una gestión más eficiente.

Lo que debemos entender es que la integridad y la responsabilidad social son pilares fundamentales para construir una reputación sólida y una relación de confianza entre la empresa, sus empleados, clientes y partes interesadas. El Programa de Transparencia y Ética Empresarial, debe contar con todo el apoyo de los directivos, porque requiere ser asumido y trasmitido con seriedad en la empresa; así mismo, las políticas y procedimientos deben ser claros y aterrizados a su funcionamiento, también tener con la suficiente divulgación y capacitación al personal y partes interesadas; además, habilitar canales de denuncia para reportar en cualquier momento, garantizando la confidencialidad de la información reportada en aras de realizar investigaciones objetivas, proteger a las personas que denuncian e incentivar la utilización de estos canales.

Mónica Andrea Monroy Arias
Compliance and Risk Director