POLITICAS INSTITUCIONALES, LA BASE DE UN GOBIERNO CORPORATIVO EFICAZ

Muchos son los inconvenientes que se presentan en una compañía de cualquier tipo y en cualquier sector de la economía, mismos que terminan convirtiéndose en retos y en ocasiones hasta en amenazas que obligan a la compañía a entrar en una especie de laberinto del cual difícilmente encuentran salida.

Aunque ningún problema pareciera ser nuevo, tal vez si encontraron una mutación al mejor estilo del COVID 19, con todo y sus variantes, desde el cumplimiento efectivo de un horario, hasta la honradez y el manejo de datos que resultan sensibles para las compañías y que es obligación guardar con recelo, las directivas se ven obligados a tener mil ojos para supervisar cada movimiento de un colaborador, pues su objetivo es lograr la mayor satisfacción posible en sus procesos durante todo el ciclo de su operación y ahí es en donde empiezan aparecer las mayores dificultades, pues ¿cómo lograr que un grupo de colaboradores enteros logren entender las visión y la misión de la compañía y trabajen en pro de ellas?

Tal vez sea fácil pensar en que los manuales de procesos y los procedimientos pueden solucionar el inconveniente acompañado de eso que todas las compañías deben tener colgado en alguna de sus paredes, el famoso REGLAMENTO INTERNO DE TRABAJO, pero en ocasiones resulta insuficiente y aquí es donde aparecen como grandes alternativas de cambio y solución de conflictos empresariales las políticas internas de la compañía, obviamente emitidas desde un sentido visional y socializadas desde el gobierno corporativo, pero ¿qué son y como se elaboran?

 

Como cualquier estado o sociedad donde subsistan en un mismo espacio más de un individuo, las normas coadyuvan al establecimiento del beneficio cooperativo sobre el beneficio propio y este precisamente es la finalidad de las políticas institucionales, entender la unión entre empresa y colaborador como un todo donde se establece una estrecha relación de mutualismo y es que aquí es necesario quitarnos de la cabeza el típico cliché de “nadie es indispensable”, la realidad competitiva mundial cada vez reafirma lo contrario, por esto encontrar el beneficio cooperativo debe ser un objetivo principal de la compañía y ahora, ¿cómo llegar a conseguirlo?

Primero, identificar puntualmente que es lo que se pretende regular y lo que se pretende convertir en política, pues estas deben tener una finalidad estricta, algunos ejemplos de esto podrían ser políticas de elección y pago de proveedores donde se especifique las condiciones que debe seguir cualquier tercero que pretenda servir a la compañía y así también el manejo adecuado de facturas, notas crédito, notas débito, ajustes y demás, esto permitirá que tanto la elección como la cancelación de servicios no dependan del criterio del trabajador de turno si no de la estrategia técnica y visional de la empresa

Segundo, toda política debe estar estrictamente relacionada con la visión de la compañía, siguiendo con el ejemplo anterior, si la finalidad es generar oportunidades de mercado a nuevos emprendimientos y fortalecer la economía generando relaciones de valor con proveedores zonales, la política debe ser tan clara que cualquier colaborador que la interprete o ejecute sepa a quien otorgar la prioridad en el eventual caso de una licitación.

Tercero, las políticas deben ser entendibles para cualquier colaborador sin importar la jerarquía que su cargo ocupe en la compañía, los tecnicismos y otras “mañas” de algunas profesiones deben dejarse a un lado, entre más específica y clara sea la política, más fácil la interpretará cada colaborador.

Cuarto, las políticas deberán definir responsabilidades, procesos, excepciones y penalidades, esto generará tanto en el colaborador como en el gobierno corporativo un mayor sentido de partencia.

Quinto, y tal vez el más importante, las políticas corporativas jamás podrán pasar por encima de la norma natural ni jurídica, por eso será razonable el vistazo de un abogado antes de su divulgación, socialización y publicación.